Mucho movimiento para, al final, dejar todo como está. Al menos, de momento. El reajuste del calendario ferial europeo, motivado por la decisión de varias multinacionales de volcar sus esfuerzos anuales en una sola gran feria, parecía cobrarse la primera víctima. Pero SIMA movió ficha y, en lo que algunos consideran una huida hacia adelante, anunció que la próxima edición volverá a París en febrero de 2021. Es decir, como si tal cosa. Este anunció deberá ser aún ratificado durante los próximos meses.
Eso sí, como ya anunciara el pasado mes de noviembre en Interempresas Media la directora saliente Martine Dègremont —que se jubila— se abre un “periodo de reflexión” para analizar las demandas de expositores y visitantes. Porque lo que es cierto es que SIMA 2019 perdió terreno con relación a la edición de 2017. La asistencia mantuvo la tendencia a la baja iniciada hace cuatro años (248.800 en 2013, 238.000 en 2015, 232.000 en 2017) y se situó en 230.000 entradas, según los datos de los organizadores, que, sin embargo, destacan un aumento en el número de expositores internacionales (+12,5% y 42 países representados), con el 25% de sus visitantes provenientes de 140 países y 400 delegaciones internacionales.
Aunque en líneas generales la exposición mostró un muy buen aspecto, con las grandes multinacionales del sector de la mecanización agrícola volcadas en grandes stands, también se observaron importantes ausencias, incluso entre los fabricantes franceses. En el caso de España, el protagonismo también fue menor con relación a años anteriores y apenas viajaron siete empresas bajo el paraguas de la Asociación de Exportadores, Agragex.
Al margen de cuestiones estrictamente feriales, SIMA 2019 mostró el protagonismo creciente de la tecnología digital, que ha sacudido a toda la cadena de valor en la agricultura. Ante la responsabilidad arrojada al sector agropecuario de “producir más y mejor, para alimentar a una población cada vez mayor”, la respuesta es encaminarse hacia el agricultor conectado (o incluso mejorado).
Los fabricantes ya destinan una parte importante de sus recursos al desarrollo de soluciones y herramientas dirigidas hacia una “agricultura inteligente basada en decisiones” a partir de tres elementos clave: Big Data, agricultura de precisión y automatización/robotización. Un enfoque innovador dirigido también a mejorar la sostenibilidad económica y ambiental de la agricultura y de las explotaciones, optimizando la calidad y la trazabilidad de la producción y mejorando el nivel de vida de los agricultores, haciendo que la profesión sea más atractiva.
El Salón trató de ofrecer una visión real y global de la diversidad de producciones y soluciones tecnológicas. Para ello, se organizaron conferencias y animaciones que captaron el interés directo de más de 2.000 personas: